Lo había dicho Guardiola en la previa del encuentro: el tanto de Messi no se puede parar. Y así fue y así lo narro José Manuel Oliván en Marcador en el partido entre el Barça y el Bayern.

El Barcelona estaba pasando apuros en la segunda mitad. El Bayern estaba mejor situado que los azulgranas, dominaba el juego y se pisaba más terreno culé que el alemán. Además, se entraba en unos minutos en los que un gol del Bayern hubiera tenido un peso enorme en la eliminatoria. Pero entonces apareció un genio. Messi no había hecho un gran partido. Estaba muy bien vigilado por la defensa rival, que había tejido una tela de araña a su alrededor que impedía con efectividad su juego y deambulaba por el campo sin crear peligro.

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Fue entonces cuando Leo dijo basta. Recibió un buen pase de Alves que había realizado un excelente robo de balón, condujo hasta la frontal y lanzó un chut potentísimo que se metió rozando el poste izquierdo de Neuer. El portero había sido hasta entonces el mejor de su equipo con dos paradas espectaculares, pero en esta ocasión nada pudo hacer con ese fuerte disparo que además botó justo delante de él. Rompía la resistencia alemana pasada la media hora de la segunda mitad.