No fueron ocho como hace 13 meses, pero el Bayern sigue estando muy por encima en todo los aspectos de un Barcelona que está en transición aunque no le guste asumirlo

14 de agosto de 2020 el Barcelona toca fondo después de perder 2-8 en Lisboa en los cuartos de final de Champions. Ese día marcó el fin de una era en Can Barça. Messi quiso abandonar el equipo ese mismo verano, pero no le dejaron. El que se marchó fue Luis Suárez y después le han seguido el propio Leo y tras él Griezmann. La herida económica que dejó Bartomeu tardará en curar. El Barça sigue en periodo de transición y debe asumirlo. Y cuanto antes lo asuma será mejor para él. Se quitará presión y jugará mejor. Si vienen títulos mejor, pero si no llegan deben asumirlo con normalidad. Es lo que hay, y en Europa se nota más esa situación. El Bayern se lo dejó bien claro.

Seis jugadores por equipo repetían del partido de Lisboa. Koeman cambió al 3-5-2 e hizo debutar a Luuk de Jong en punta junto a su compatriota Memphis. En el Bayern destacaba la titularidad del joven Musiala por el tocado Gnabry. El Barça tenía claro que no podía dejar que los alemanes tuvieran el mando desde el principio. Salió con mucha fuerza presionando alto y logró sorprender al Bayern los primeros minutos. Al punto de que Kimmich vio una amarilla a los cuatro minutos frenando una contra de Frenkie de Jong. Pero fue un efecto gaseosa que le duró los 10 primeros minutos. Poco a poco los de Nagelsmann se hicieron fuertes y Sané ya tuvo el 0-1 a los 18 minutos con un buen remate que paró Ter Stegen con la mano y la cara.

El centro del campo alemán se comió al del Barcelona haciendo recular demasiado a los de Koeman. Las galopadas de Kimmich y Musiala, que gran regate tiene, metían el miedo en el cuerpo de los azulgranas. Piqué salvó el 0-1 a remate de Musiala minutos antes de que Müller abriera el marcador tras un disparo desde fuera del área que dio en la espalda de Eric García y descolocó a Ter Stegen. Se cumplió la lógica a la media de hora de juego. Cuando pierdes la posesión y el rival te obliga a recular lo normal es encajar algún gol. Este ha sido el guion del Barça muchos años, pero ante el Bayern probó su propia medicina. No está acostumbrado a correr detrás del balón y a eso le obligaron los alemanes. No apareció en ataque, apenas un par de llegadas de Jordi Alba por su banda y un cabezazo desviado de Araujo al saque de una falta. Luuk de Jong y Memphis fueron dos islotes en punta sin apenas protagonismo. El caso es que agradeció llegar al descanso con el 0-1. El resultado seguía abierto y confiaba en cambiar las tornas en la segunda parte.

En la reanudación salieron los mismos de la primera parte y el guión apenas se alteró. No habían pasado ni cinco minutos y Ter Stegen evitó el 0-2 con otra gran parada a Sané. Los del Bayern, sabedores de su superioridad y con el Barça encerrado atrás, se permitía intentar combinaciones imposibles dentro del área azulgrana. Upamecano, soberbio atrás, se encargaba de desbaratar cualquier intento de ataque catalán. Y como era de esperar llegó el segundo en el minuto 55. Disparo de Musiala al poste y el cazagoles Lewandoswki atento al rechace empujó el balón a la red.

La reacción de Koeman al 0-2 fue sorprendente. Dio entrada a los jóvenes Gavi y Demir y quitó a Busquets y un Sergi Roberto con el que se cebó la grada. Con el equipo culé entregado al rodillo alemán, poco podían aportar dos canteranos. Más tarde salieron Mingueza y Coutinho, que reaparecía tras su lesión, por Eric García y un inédito Luuk de Jong. Pero da igual quien saliera porque el Bayern era dueño y señor del partido. La superioridad teutona subió un peldaño más cuando sus primeros cambios fueron Coman, Lucas Hernández y Gnabry. Casi nada. Setenta minutos de partido y ningún disparo a puerta del Barcelona. Significativo.

Lesión de Alba

 

Lesión de AlbaLos males azulgranas seguían con la lesión de Jordi Alba, que sintió molestias tras una carrera y pidió el cambio. Salió por él Alejandro Balde, otro canterano de 18 años por lo que el Barça jugó el último cuarto de hora con Pedri, Gavi, Demir y el propio Balde. Queda todo dicho. El Bayern tenía ganas de más y el 0-3 llegó a falta de cinco minutos tras un remate de Gnabry al poste y el rechace le llegó a Lewandowski que se permitió el lujo de recortar a Piqué y marcar a placer.

Duele reconocerlo pero el Barcelona está en una etapa de transición que tiene pinta de ser larga. La diferencia con el Bayern a día de hoy es abismal. Cuanto antes se enteren todos los estamentos del club de esto y sus discursos vayan en la misma dirección mejor irán las cosas. Así se construye todo, desde los cimientos, no por el tejado.

Fuente Marca.com