Con un nuevo partido entre Barça y Real Madrid con un resultado abultado, el balance vuelve a aumentar a favor del conjunto azulgrana
El Clásico volvió a hablar en azulgrana. El Real Madrid compitió, presionó y hasta soñó con arañar algún punto, pero el Barça volvió a imponer jerarquía para estirar un historial que sigue siendo abrumador. En Liga F, el balance directo marca 12 victorias culés, con un total de 53 goles a favor, por solo una victoria blanca y seis tantos del conjunto madridista. La foto general sigue mostrando una rivalidad que, sobre el papel, aún no está equilibrada.
El encuentro de hoy tuvo un poco de todo: dos goles en el descuento, un final eléctrico y cuatro tantos anulados (dos por cada equipo) que elevaron la tensión de un partido ya de por sí marcado por la rivalidad creciente. Y en medio del caos, una figura gigante: Cata Coll, otra vez decisiva, sosteniendo al Barça cuando el Madrid más apretaba.
Pese al dominio histórico azulgrana, el Real Madrid firmó un partido de carácter. Las blancas mostraron una versión muy reconocible, sin esconderse y discutiéndole la posesión por tramos a un Barça que suele monopolizar el balón. El equipo de Pau Quesada salió con personalidad, presionó arriba y, más allá del resultado, dejó la sensación de haber recortado distancia competitiva en este tipo de escenarios.
La pelea se notó especialmente en la segunda mitad, donde el Madrid encadenó ocasiones claras y obligó a Cata Coll a intervenir repetidamente. El Clásico, esta vez, sí estuvo disputado: intensidad, duelos individuales al límite y la sensación de que el Madrid estaba en el partido hasta que el descuento decidió lo que los 90 minutos no habían resuelto.
Pese al dominio histórico azulgrana, el Real Madrid firmó un partido de carácter. Las blancas mostraron una versión muy reconocible, sin esconderse y discutiéndole la posesión por tramos a un Barça que suele monopolizar el balón. El equipo de Pau Quesada salió con personalidad, presionó arriba y, más allá del resultado, dejó la sensación de haber recortado distancia competitiva en este tipo de escenarios.
La pelea se notó especialmente en la segunda mitad, donde el Madrid encadenó ocasiones claras y obligó a Cata Coll a intervenir repetidamente. El Clásico, esta vez, sí estuvo disputado: intensidad, duelos individuales al límite y la sensación de que el Madrid estaba en el partido hasta que el descuento decidió lo que los 90 minutos no habían resuelto.












