Ronald Koeman necesitaba un partido que le reafirmara como técnico y sirviera para mandar al vestuario un mensaje de que sabe lo que hace. El holandés ha claudicado volviendo al 4-3-3 y los jugadores han respondido. En ese sistema brilla con luz propia Pedri, que dio una exhibición en San Mamés, aunque el canario se saldría en cualquier dibujo. Es muy bueno. Tan bueno que ha hecho que Messi recupere la sonrisa. La sociedad entre el canario y el argentino invita a soñar. Por cuánto tiempo, depende de lo que decida hacer el rosarino a final de temporada.

Leo Messi ya está en lo más alto de la tabla de goleadores de LaLiga. El doblete del argentino en San Mamé eleva su cuenta de goles hasta los nueve, los mismos que tienen Luis Suárez, Aspas y Gerard Moreno.

A pesar de todo lo que ha rodeado a Messi en este arranque de temporada, el capitán del Barcelona lanza un mensaje en las últimas jornadas de que quiere ser protagonista de la competición. Después de un arranque en el que solo logró un gol en los seis primeros partidos, el argentino ha despertado. El doblete en San Mamés es el segundo en Liga esta temporada después del que logró a principios de noviembre ante el Betis.

Las sensaciones goleadoras del Messi van en aumento y en los últimos cuatro partidos ha marcado cuatro goles. Solo ante el Huesca no vio puerta en un partido en el que Álvaro Fernández le sacó varias opciones claras de gol.

El volumen de juego de Messi crece, lo que agradece el Barcelona. Como lo hace su conexión con Pedri, una sociedad que cada partido que pasa es más efectiva y transmite más mensajes de que Messi ha encontrado un socio del que fiarse.

Con la primera vuelta a punto de acabarse, Messi entra de lleno en la pelea por el Pichcihi. Nunca estuvo lejos de ella, porque va con su naturaleza, pero ver su nombre por detrás de tres o cuatro jugadores en esa clasificación sí que era una novedad. Ahora ya está al frente de una batalla que se presenta apasionante. Cuatro en cabeza y Benzema a un solo gol.