Arturo Vidal dio en León un paso adelante. No era un partido fácil. Estos encuentros de Copa frente a rivales de menor entidad pero que salen con una gran motivación, se suelen atascar con frecuencia. Al equipo y a los jugadores. Dembélé, Malcom y Denis lo acusaron. No fue el caso del chileno que rindió a un buen nivel durante todo el partido.
Además, no lo tuvo fácil porque con la lesión de Samper tuvo que retrasar su posición para jugar de pivote. No es una demarcación en la que se sienta muy a gusto porque Vidal juega más adelantado. Solventó la papeleta con creces peleando y cumpliendo con la misión que le tocaba desempeñar.
Y no sólo fue su rendimiento futbolístico, sino que demostró su jerarquía en el terreno de juego. El futbolista parece haber dejado atrás sus reproches por no jugar y se está centrando en lo que le toca. El pasado domingo salió unos minutos en el Clásico y cerró la cuenta con un gol.
Vidal parece que ha aprendido la lección. Le preguntaron por esos emoticonos que había puesto en las redes sociales en los que demostraba su enfado y que fueron censurados desde el club. Para el chileno, pelillos a la mar.
«Eso ya es un caso cerrado. Todo está hablado en el camerino y lo que se habla ahí no sale del camerino», dijo Vidal después del partido frente a la Cultural. Tanto el club como el futbolista quieren cerrar este capítulo.