Gerard Piqué compareció en la sala de prensa de Getafe con la clara idea de mandar una contundente advertencia a la Directiva del Barça. El futbolista llegaba con el mensaje preparado y aprovechó una pregunta sobre la cena que tuvo el otro día el equipo para lanzar el mensaje a la zona noble del club. «No nos queremos enfadar», dijo Piqué en tono tranquilo ejerciendo de capitán y hablando en boca del vestuario.

«Cuando dos no se quieren enfadar no hay discusión. Conocemos al club, sabemos cuáles son los diarios afines y quién escribe cada artículo aunque no los firme. No nos queremos enfadar, nuestra intención es rendir en el campo y ganar títulos. Espero que nadie quiera provocar peleas que nunca han existido», dijo Gerard Piqué.

Todo tiene su explicación. Esta semana, Xavi Bosch escribió en Mundo Deportivo un artículo en el que explicaba el enorme poder que tenían los jugadores del Barcelona. Les hacía culpables de casi todo. Es cierto que en algunas cosas tenía razón, todo el mundo sabe que el poder de ese vestuario existe, pero también les acusaba de varios asuntos en los que los jugadores no eran culpables.

El periodista decía que echaron a la prensa de los viajes del equipo, nombraron al sustituto de Tito Vilanova, que les concedieron no dar entrevistas, prácticamente cesaron a Pep Segura, les acusó de peseteros, de operarse (Luis Suárez sin citarlo) cuando quieren, desprestigiar a Dembélé para que ficharan a Neymar… Y un sinfín de cosas más.

Los jugadores entienden, y así lo hablaron largo y tendido en la cena que mantuvieron el pasado miércoles, que es la Directiva la que incitó a que Mundo Deportivo publicara este artículo en el que ponía a los jugadores a los pies de los caballos en un momento en el que los resultados no son ni mucho menos los deseados. Y la plantilla decidió entrar en acción.

Los jugadores han querido tomar cartas en el asunto y ha sido Piqué el que ha asumido la responsabilidad. Gerard Piqué ha pedido unidad a todo el club, pero su mensaje iba dirigido claramente a la Directiva. Es una advertencia muy clara: O paran con estas cosas o habrá guerra. Y en una guerra entre la Directiva y los jugadores, sólo pierde el Barça.

Fuente Marca.com